Por Indra Ordaz

En el presente ensayo trataré de señalar algunas características del teatro posdramático en la obra Máquina Hamlet. Pero antes de introducirnos al tema, me gustaría profundizar en esta idea: ¿a qué llamamos posdrama? Las nociones sobre el concepto fueron desarrolladas por Hans- Thies Lemann, reconocido a nivel internacional por sus contribuciones a la teoría y práctica del teatro contemporáneo. Podemos analizar esta forma de teatro en muchos sentidos: por la autonomía de las partes, la superficialidad del lenguaje, la descomposición de la narrativa tradicional, la posibilidad de hacer teatro sin texto y que en esa alternativa a la supremacía del texto se ganan otros valores, que se diluye la frontera entre lo real y la ficción, predomina la metateatralidad, etc.

“Mi drama no ha tenido lugar. El texto se ha extraviado. Los actores han dejado sus rostros en el guardarropa. EI apun-tador se pudre en su garita. Los cadáveres de apestados disecados en la sala de espectadores no mueven ni un pelo” (Müller, 1977.4.1.66- 69). La dramaturgia es creada durante el proceso de la puesta en escena o después del estreno, se intenta reestructurar la realidad escénica a través del lenguaje poético, reemplazando el diálogo entre los personajes. Esto no necesariamente es una regla, se puede conservar la dimensión dramática pero estos personajes funcionan como teatralidades autónomas, la ilusión de la verdad es atacada por la imagen, se trata de mirar al sujeto (ya no personaje) y buscar nuevas posibilidades de pensamiento que arrojan una interrogante: ¿La disminución del interés del público por el lenguaje hace al posdrama un instrumento para la reteatralización

Este cuestionamiento coincide con la crisis de la representación que emerge día a día por la cultura mediática en la que nos hemos desarrollado. Este teatro cuestiona la figura del autor, las unidades aristotélicas, la concepción de los moldes teatrales y lo que se representa; lo que nos lleva a pensar en una ruptura en la jerarquía en el teatro, pues los actores son creadores de la puesta en escena. En este sentido, los actores son llamados performers, según Hans-Thies Lehmann en la conferencia magistral “Metamorfosis del teatro posdramático” en la UNAM, donde habla del rol tan diferente que juegan los actores en este teatro. La metamorfosis del personaje no es importante, interpretar la realidad de la ficción no es suficiente para el posdrama. Los performers son parte de la creación, la realidad que presentan requiere de presencia: 

es clara la diferencia entre el actor y el performer, los actores tradicionales se concentran casi exclusivamente en los procesos de personificación como haciendo una metamorfosis y convertirse a otro personaje, pero los actores no tradicionales lo que se presenta, lo que se evidencia es que tienes que desarrollar tu confianza en ti mismo, tu presencia, no te puedes esconder detrás de las capacidades que has aprendido como actor

(youtube, 2015, 2m22s)

Estos planteamientos son importantes porque cuestionan la estructura del teatro; emergen a partir de una premisa elemental: crear en conjunto autor y actor, en algunos casos el público es parte de esta ecuación. El teatro tiene que cambiar la manera en la que se produce en sí mismo, esto tiene que ver con la dimensión política que tiene para la sociedad y el actor-performer como productor de pensamientos. La práctica política del teatro se reduce a la reflexión sobre la percepción de la sociedad. Desde otro ángulo, la conceptualización del teatro contemporáneo resulta difícil de entender, las nuevas formas teatrales encuentran un público joven pero que sigue atraído por las historias lógicas, sentimientos conmovedores y justificaciones culturales. Las formas posdramáticas sorprenden o persuaden, pero sigue faltando el bagaje conceptual para formular una percepción. 

Por eso existen críticas negativas hacia el posdrama. Este ensayo pretende esbozar la orientación hacia un tema con muchas lagunas, el objetivo es teorizar sobre la praxis. Heiner Müller fue un dramaturgo alemán reconocido por sus inquietantes textos en los que fragmentaba la unidad de acción. La obra Máquina Hamlet está dividida en cinco actos, en los que se rompe la unidad tradicional. La primera: Álbum familiar, presenta la distorsión del drama, se nota un diálogo con la obra original utilizando la intertextualidad. En el segundo acto: La Europa de la mujer, Ofelia representa a Alemania que está en crisis, notamos su afán de deconstruir la historia. 

En este texto, el autor da preferencia a los monólogos más que a los diálogos, el modo de escritura es más parecido a la poesía, cita a Karl Marx y la biblia, entre otros referentes. Müller retomó el personaje de Hamlet para comprometerlo en una problemática contemporánea. A través de esto logra la perturbación de los límites dramáticos y propone un nuevo principio para el arte escénico. El autor tenía la necesidad de una nueva dramaturgia, para él era importante mostrarle a la sociedad que los límites se deben subvertir, y lo hizo a través de las palabras de Hamlet: “A la caída del monumento siguió, tras el apropiado lapso de tiempo, la rebelión. Mi drama, si todavía tuviese lugar, lo tendría en el tiempo de la rebelión. La rebelión comienza como paseo” (Müller, 1977.4.1.27-30). 

Es interesante como Heiner Müller retoma el personaje de Shakespeare y lo convierte en una figura portadora del discurso. En el texto de Müller, Dinamarca está reducida a escombros, nos presenta el mundo como un lugar donde no hay camino para la reconstrucción social. La decadencia de la sociedad y del teatro se representan en la voz de los personajes, que niegan su existencia: “no soy Hamlet. No interpreto ningún papel más. Mis palabras ya no tienen que decirme nada. Mis pensamientos desangran las imágenes. Mi drama ya no tiene lugar” (Müller, 1977.4.1.12.-14).

El sentimiento de negación a la existencia proviene de la pérdida de la identidad, no solo de la sociedad, también del teatro. Müller tenía una visión desesperanzadora de la vida, fue testigo de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el régimen estalinista, entre otros acontecimientos de posguerra. Por lo tanto, cuestionaba el “progreso” de la civilización, denunciando la crisis de la modernidad. No se limitó a hablar de esto en sus obras, también transgredió las leyes dramatúrgicas. Su modo de escribir puede parecernos contradictorio, ya que no usa formas gramaticales convencionales ni signos de puntuación, tampoco provee de acotaciones para el director. Máquina Hamlet es un modelo de desarticulación de un texto clásico. Uilizando a Shakespeare como pretexto, escribió sobre su sociedad y el término de una época histórica (la Modernidad). 

Mi lugar, si mi drama todavía tuviese lugar, estaría a ambos lados del frente, en medio de los frentes, encima de ellos. De pie y oliendo el tufo a sudor de la multitud arrojo piedras a policías soldados tanques cristal blindado. Atisbo a través de la puerta de cristal blindado y huelo el sudor de mi miedo.

(Müller,1977.4.1.48-50)

En este teatro, en el que los símbolos generan a los personajes, la cultura y los mass-media influyen en la percepción del espectador. Por lo que el posdrama abre horizontes para decodificar el lenguaje, la nueva dramaturgia reemplaza la ilusión, el texto aparece como una superficie, no hay que analizarlo a profundidad porque ya no dice el mensaje, transmite significantes. Esto es más claro si pensamos que la voz no es de las figuras teatrales que están sobre el escenario, sino que provienen del autor o que el público dispone de su propia voz. Detrás de mí están montando el decorado. Por personas a quienes no interesa mi drama, para personas a quienes en absoluto concierne. A mí tampoco me interesa ya. Se acabó mi colaboración (Müller,1977.4.1.13-16). 

La profundidad del diálogo es reemplazada por la realidad interior de lo que pasa en escena. La máquina conceptual que Müller nos regala es una crítica que transforma los signos, deconstruye la textualidad clásica y exhibe nuevos territorios artísticos. Heiner Müller le devuelve al teatro una cualidad denigrada: el lenguaje, por lo que recurre a la palabra para denotar la pérdida de la conciencia y la capacidad de comunicación. El mundo está revuelto en un caos de posguerra. 

ACASO DEBO PORQUE SEA COSTUMBRE HUNDIR UN TROZO DE [HIERRO EN LA CARNE MAS PROXIMA 0 EN LA SIGUIENTE ATENERME A ELLO PORQUE LA TIERRA ROTA SEÑOR ROMPEME LA NUCA AL DESPLOMARME BORRACHO DE CERVEZA. 

(Müller, 1977.1.1.43-48)

Máquina Hamlet, es una réplica contemporánea a Shakespeare, Müller no usa el texto dramático tal cual, es solo un pretexto para crear una dramaturgia transgresora. Me recuerda las funciones estéticas de Del Toro; Máquina Hamlet funcionaría como un rizoma porque se efectúa una transformación en la estructura, nos deja un referente falso del texto matriz. El trabajo deconstructivista que hace Heiner Müller es muy importante por el discurso y la reflexión, plantea una crítica y la revisión a lo que se considera normal. Esto genera un sello propio: la identidad que necesita auto representarse, y el autor crea un algoritmo para neutralizar el signo que representa el personaje y así otorgarle una nueva identidad. “Soy Ofelia. La que no ha guardado el río. La mujer ahorcada La mujer con las venas de las muñecas abiertas La mujer de la sobredosis EN LOS LABIOS NIEVE La mujer con la cabeza metida en el horno de gas. Ayer paré de matarme” (Müller,1977.2.1.1-4).

También para el autor Jorge Prado Zavala, el texto tiene una intertextualidad rizomática, aunque no se tiene la certeza de que Müller hubiera conocido los libros de Gilles Deleuze y Félix Guattari durante los setentas. Prado Zabala hace una relación ideológica entre Mil mesetas y Máquina Hamlet, en el primero se muestra una sociedad capitalista que habla de una imagen esquizoide del mundo opuesto al orden psicológico occidental, los autores crean un artificio llamado máquina abstracta, el cual es capaz de desarticular las estructuras convencionales, el texto no pretende seguir un orden. Por su parte, la máquina de Müller es una metáfora de la caída de las ideologías totalizantes (Del toro, 2004) y al mismo tiempo emana la necesidad de reorganizar las fronteras expresivas que desarticulen las formas preestablecidas del teatro. 

Para concluir este breve ensayo quiero enfatizar la necesidad de los artistas de crear a pesar del horror y la desesperanza. La modernidad ha quedado en el pasado, lo que está saliendo a luz es el extrañamiento de las cosas conocidas, los cánones poco a poco se diluyen dibujando la pluralidad de pensamiento. Heiner Muller inspiró a una generación para crear un teatro diferente, lo que me recuerda a la pandemia por el covid-19. Buscamos la manera de crear utilizando nuevas plataformas y lenguajes como el tecnovivial, la intermedia, el arte nuevo… Sería momento de idear un teatro en el que el encuentro se viera desde otro lugar, así como el teatro posdramático encontró que desde la ausencia se puede crear una obra, me parece que la ausencia nos acerca a un modelo de teatro mucho más pensado que se va construyendo sobre su misma identidad. Es conflictivo adaptarse a los cambios, pero el teatro no puede morir, definitivamente está cambiando a un paso acelerado, el rumbo que tome dependerá de nosotros. 

Bibliografía 

Deleuze, G. y Guattari, F. (1980). Mil mesetas Capitalismo y esquizofrenia (Trad. Jorge Vazquéz). España: Pre-textos. 

Del Toro, Fernando. (2004). “Las teatralidades posmodernas: simulación, deconstrucción y escritura rizomática” en Estrategias postmodernas y postcoloniales en el teatro latinoamericano actual: hibridez, medialidad y cuerpo. MadridIberoamericana Vervuert: pp. 73-81. 

Thies Lehman, H. (2010). El teatro podramático: una introducción. (Paula Rivas, Trad). Telón de fondo Revista de teoría y crítica teatral. (12).19. Recuperado de www.telondefondo.org 

Thies Lehman, H. [Cátedra Ingmar Berman]. (2014, octubre 28). Las características del teatro posdramático. Recuperado de https://youtu.be/48osWfyxJzo

Müller, Heiner. (1977). Máquina Hamlet. (Sergio Madariaga, Trad). Recuperado de http://21091976.blogspot.com/2003/10/mquina-hamlet-de-heiner-mller-1977.html

Van Mullen, Micaela .(2018). El teatro podramático de Hans-Thies Lehmann gestación y revisión del concepto. Argentina: Facultad de lenguas de la Universidad de Córdoba. 

Zavala Prado, Jorge .(2003). La máquina Müller: el drama como puesta en crisis de la historia. México: Dialnet. Recuperado de http://ellaboratoriodeteatrolibertad.blogspot.com/2009/08/sobre-heiner-muller.html