Gender Art House: Apuntes desde lo personal hasta lo creativo.
Por Liliana Hernández Santibañez y Rosa Aurora Márquez Galicia*
Ahora estamos aquí, más sabias, más fuertes, más unidas.
Desde la puesta en escena Máquina Mundo – L hasta la creación de Gender Art House ha sido un camino de muchos aprendizajes tanto en materia personal como en dirección – creación escénica.
I. La puerta de una habitación convertida en sala de ensayos.
Durante el encierro de COVID-19 y en charlas efusivas con Liliana HeSant, teníamos la idea de reformular el proceso de Máquina Mundo- L, no solamente desde la mirada de dos creadoras escénicas hacia su lesbiandad, sino también abrazando los procesos de identidades disidentes y de la comunidad LGBTTTIQA+. De ahí parte, Gender Art House. Y posteriormente, deriva en otro proyecto llamado Cuir: Mas cerca de mi nombre, un unipersonal biodramático que relata la identidad disidente no binaria de Mich Arrébola donde proximamente publicaremos nuestras experiencias acerca de nuestro proceso creativo.
Recuerdo claramente nuestra primera reunión con Omar Ceballos, Michelle Arrébola, Alex Benavides, Liliana HeSant y yo Rosa Márquez, donde Liliana realizó un powerpoint que expresaba las ideas que habíamos creado en conjunto.
Desde la dirección escénica que ejerzo, mi trabajo principal fue crear puentes, armar consensos, pensar en la dramaturgia y la dirección como un TODO. ¿Cómo unir diferentes historias y puntos de vista? ¿Cómo crear desde mi habitación una sala de ensayos? ¿Cómo sentir una presencia afectiva incluso cuando no haya cuerpos de por medio?
No tenía que tener todo resuelto. El proceso se construyó a partir de una investigación teórica- práctica hacia la búsqueda de un proceso escénico teniendo como premisa y cuestionamiento; el género. Abordar un tema rodeado de estigmas, abrazarlo desde una propia poética, con ayuda del encuentro con diferentes personas que sienten la misma necesidad de experimentar.
Ejercicios de investigación que parten desde la creación de un texto, creaciones audiovisuales, sonidos etc.
Sin saber si queríamos hacerlo en una pieza escénica.
Pensar ¿Qué es el teatro? Se me hace una discusión sin salida. Llámese teatro, llámese lo que sea, este proceso activo de exploración durante los últimos dos años ha sido un engolosinamiento creativo.
Nunca nos hemos reunido presencialmente, todos nuestros ejercicios y funciones fueron a partir de Zoom. Hoy, en la mañana de domingo 20 de febrero del 2022 mientras escribo este texto, me comunico con ellxs porque nos hemos organizado para que hoy sea el día de reunirnos todes. Hoy vamos a celebrar el cumpleaños de Omar.
Hoy no hay Zoom.
Hoy dejaré cerrada mi lap-top.
Hoy nos miraremos a los ojos.
Rosa.
II. No hay nada de malo en mí.
He tenido procesos en la vida que determinan un antes y un después, y he transitado por procesos escénicos – creativos que se han convertido en trampolines, esos donde tomas impulso para subir con la plena consciencia que habrá un momento en el que necesites volver a tomar impulso y quizá te canses, te hartes, te desilusiones, te frustres, o no… quizá sea un recordatorio para, que antes de bajar, sepas que puedes mirar todavía más alto.
Hablar sobre mí, sobre mi ser lesbiana ha sido el acto más confrontativo que he tenido; sobre todo porque no tengo ninguna respuesta a las miles de preguntas que me hago constantemente y es que yo no supe desde el inicio que decidía defender mi existencia – también- como lesbiana, fue a mis 25 años cuando tomé esa decisión…
…más preguntas
… ¿Qué es eso de lesbiana conversa?
… ¿de qué quieres que hablemos?
… sería el primer proyecto independiente que realices
… no me siento lo suficientemente lesbiana para hablar de mi ser lesbiana
… necesito una manada
… las respuestas no las tengo
… ¿un monólogo?
Así, comenzó un entrenamiento con y en el riesgo, confiar que lo que tengo que decir tiene una potencia, que mi cuerpo y lo que ahí habita y se crea tiene valor y que nadie mejor que yo, hablará de lo que a mí me sucede.
En se momento comenzó, inconscientemente, un andar en manada, con mujeres.
Esther se convirtió en un pilar muy importante en mi rebeldía, en no sentirme hipócrita o aprovechada de un movimiento, en sanar muchas heridas y disculparme por tantas más que yo misma me hice. En desobedecer, en decidir y agrietar de alguna manera este sistema que me impuso una única forma de relacionarme sexo / afectivamente con alguien.
Pasaron seis largos meses.
Creamos, estrenamos Máquina Mundo L, un proyecto donde construimos una inteligencia artificial que sufre un colapso, porque no sólo siente: ama a la persona incorrecta, en el lugar incorrecto, en el mundo incorrecto, donde a través de señales contradictorias, su sistema busca una respuesta, antes de reiniciarse.
¿Qué señales estamos enviando a nuestros receptores del futuro? ¿Qué ecos hablarán por nosotros, y por nuestra búsqueda de la libertad en un mundo que nos impide amar a quienes hemos decidido amar?
Un proyecto que abrazó (mi) la visibilidad lésbica y la situación de Derechos de la Comunidad LGBT+ en Yucatán rescatando una línea del tiempo para recordar que la lucha continúa y se celebra.
Liliana.
III. La puerta del clóset.
Crecí en una familia bastante conservadora y religiosa. Durante la pandemia, decidí regresar a casa de mis padres, dado que muchos proyectos se habían cancelado y yo me encontraba desempleada, sin dinero y en aislamiento. Mi familia volvió a abrir las puertas de su casa para contenerme, sin embargo, la religión de ellxs nunca se ha normalizado hablar de sexualidad o de temas personales. Mi lesbianismo se sabía, pero no era un tema ni de agrado ni de importancia, lo menciono dado que para mi, el tema LGBTTTIQA+ eran temas que me daban un profundo temor abordar en lo escénico. Inicié un proceso personal de confrontación y sanación que me hizo ver esos miedos y ahora que los observaba ¿Qué hacer con ellos?
En encierro pandémico, en una familia religiosa sin poder hablar abiertamente de mi, con muchas ganas de crear y con ningún presupuesto para la producción.
Era como estar en un clóset de nuevo, únicamente que en esta ocasión podía visualizar la puerta de salida, una puerta que me podía llevar a otros lugares desconocidos.
Me daba pena decir que la conversación de salir del clóset nunca la efectué con mi familia, únicamente con mi hermana. Fue demasiado doloroso para repetirlo. Me daba pena incluso cuando fui parte de Máquina Mundo- L porque evidentemente era un proyecto donde habla de la importancia de visibilizarse y pronunciarse como lesbiana. Me sentí hipócrita. En mi familia se sabía pero nadie lo hablaba. Me preguntaba porque las personas heterosexuales no atraviesan ese proceso. Hay mucha presión en las demás personas LGBT+ cuando dan por sentado que tuviste “la conversación” con tu familia. “¿Y tú cómo saliste del closet?”, “¿Tú como le dijiste a tu familia?”, “¿Lloraron?” a veces me tenía que inventar historias porque evidentemente quería y creía en los temas de pronunciación pública, pero para mi, era doloroso.
Desde Máquina Mundo-L abordé el tema con un gran recato, temor y reserva que, afectó en mis procesos de dirección escénica. Y, ahora que el proyecto escénico trascendió a otras formas y otras modalidades como Gender Art House me preguntaba ¿Cómo iniciar un proceso creativo así? ¿Desde dónde partir? Sé que tengo miedo ¿qué hago con ello?
Asi que lo hice, hablé con mi familia. Les hice una carta. Me paré delante, temblando. Soy lesbiana, les dije.
Abrí esa puerta.
Hoy, aún duelen ciertas palabras, ciertos rechazos, juicios y lazos que se rompieron.
Sin embargo, dejo mi puerta bien abierta, anhelando que crucen en el momento que sea adecuado, el momento en que se quiebren ideologías o creencias, en ese momento donde queden únicamente las ganas de respirar sin puertas ni barreras.
“LAS PUERTAS QUE AMO: SON LAS PUERTAS ABIERTAS.
¿Quieres entrar?“
Rosa.
IV. No hay nada que te pueda hacer sentir más plena, que la vivencia auténtica, libre y consciente de lo que eres.
Han pasado tres años de Máquina Mundo – L y con toda honestidad puedo decir que no lo disfruté, que no me sentía lista, fue muy desgastante para mí, me sentí sola, sentí al patriarcado en la cara: tenía que coordinar, producir, promover, ser community manager, darle seguimiento a todo, generar contenido, crear en escena… estaba hablando de mí, de lo que me pasaba en la mente, en el cuerpo, me dolía mucho no sentir que eso también era importante para quienes me acompañaban.
Recuerdo muy bien un momento donde me enojé muchísimo, donde verdaderamente entendí la importancia de la decisión, decidir con quien hacer manada y con quién no, aunque duela. Y entender que como todo proceso, una aprende, y aquel salto de impulso me dejó una gran herida que poco a poco he ido sanando y que en definitiva CAMINANTES: Hacia el Encuentro ayudó a entender de dónde provenía ese sentimiento que me hizo estallar en varios momentos.
Yo sigo saltando, tomando impulso y ahora que no somos las mismas hemos construido algo nuestro, algo propio, algo donde estamos las dos más fuertes, más sabias, más unidas.
Creamos una casa llena de puertas, donde hemos podido co-crear con Alex Benavides, Omar Ceballos y Michelle Arrébola, quienes tienen una potencia creativa que me enamora constantemente y que me permite dar ese brinco, tomar impulso y seguir, seguir, seguir… para ser, quien deseo ser.
Liliana.
*Beneficiaria del programa Jóvenes Creadores 2021-2022 del Sistema de Apoyos a la Creación y a Proyectos Culturales
Esta publicación forma parte del proyecto ¡Se armó el Argot con las Medeas!, el cual cuenta con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC) en la categoría de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales (FONCA)