Por Irasema Serrano

ESPACIO SENTIPENSANTE

El Espacio es un ente vivo y en constante transformación. 

El Espacio lo defino como la extensión que contiene la materia viva e inerte, si esto es así, la relación que tenemos con el Espacio es mucho más compleja puesto que estaríamos hablando de espacio físico, contextual y simbólico; estos tres niveles espaciales contienen lo perceptual y lo emotivo, es decir, aquellas herramientas que necesitamos para generar realidad y sociedad. Juhani Pallasmaa (2019) nos menciona que para diferenciar el espacio vívido del espacio físico y geométrico le podemos llamar espacio existencial refiriéndose a que este “se estructura sobre la base de los significados y los valores que se reflejan en él por el individuo y el grupo, sea de manera consciente o inconsciente; el espacio existencial es una experiencia única interpretada a través de la memoria y los contenidos empíricos del individuo” (p.61).

El Espacio existencial se encuentra integrado por los elementos que componen el territorio que nos encontramos habitando, es decir, no solo personas, plantas, animales, rocas sino también las memorias y experiencias que llegan a modificar nuestro habitar. Por lo tanto diría que el Espacio Sentipensante es el tejido que se genera a través de la energía sutil que emana de toda materia viva e inerte, es decir, generan relaciones entre ellas produciendo distintas atmósferas siendo éstas el lenguaje de la interrelación y donde el Espacio es el medio en el cual nos desplegamos.

Entonces cuando hablamos de Espacios ¿a qué nos referimos? A cuerpos, individuales o colectivos. Pero para entrar en esta reflexión voy a agarrarme de los escritos en torno a la arquitectura sensible de Juhani Pallasmaa. El cuerpo es una arquitectura sensible, las áreas del conocimiento surgen desde el espacio imaginario del ser humano y con el cual hemos intentado darle sentido al estar aquí y a lo que nos rodea. La arquitectura es un área del conocimiento que se encuentra intrínsecamente relacionada con la existencia del ser humano; observar el cuerpo humano como una arquitectura sensible que guarda memorias y materializa pensamientos y emociones en el Espacio sentipensante nos va a permitir regresar a nuestra pregunta inicial; porque desde esa perspectiva habría que repensar varios conceptos en los cuales está basada mucha de nuestra educación como el concepto de libertad.

Vanessa Watts, una antropóloga Haudenosaunee y Anishinaabe reflexiona sobre Place-Thought, un espacio no distintivo donde el lugar y el pensamiento nunca se separaron porque nunca pudieron o pueden separarse. Place-Thought se basa en la premisa de que la tierra está viva y es pensante y que los humanos y los no humanos dirigen su agencia a través de las extensiones de estos pensamientos (Watts, 2013). Es importante mencionar que ésta filosofía propia del Espacio mencionada por Watts proviene de su cosmogonía, en donde observan a la sociedad y los sistemas como una extensión del Place-Thought y por lo tanto hay una corresponsabilidad con y para él, de ahí que sea una sociedad que acepta la idea de que todas las cosas vivas tienen espíritu y, por lo tanto, los seres no humanos eligen cómo residir, interactuar y desarrollar sus relaciones con otros seres no humanos. 

A diferencia de nuestra idiosincrasia desarrollada debido a las distintas narrativas que nos contaron nuestra existencia, generalmente la relación que sostenemos con la Tierra es tener la creencia de que solo es tierra/polvo y puede ser adquirida/comprada por los seres humanos. Ahora bien, cada vez más, dentro de las artes vivas, podemos observar un cuestionamiento sobre esta forma de observar y experienciar el contexto. Así como diría Pallasmaa (2019) “El arte nos ofrece identidades y situaciones vitales alternativas; esa es su gran labor didáctica (p.63).

ESPACIO-HUMANO

El cuerpo humano es ese lugar donde habitan nuestras experiencias sensibles que llamamos memorias, donde se configura nuestro estar en el mundo. Cuando hablamos de memorias, hablamos de sucesos que existen o existieron a nivel consciente e inconsciente y dan como resultado esto que usted y yo somos en este momento. Desde este lugar y bajo lo anteriormente reflexionado es imposible pensarnos como una experiencia aislada. Como dice un antiguo proverbio Sufí: Tú puedes pensar porque entiendes el concepto de “uno”, y de ahí entiendes “dos”, que es “uno” y “uno”, pero para ello además has de entender el concepto “y”.

“Y” es el medio donde sucede la acción, donde nos desplegamos. “Y” también es el conector con otrx cuerpx, ese tejido de la energía sutil que emana de nuestrxs cuerpxs: el Espacio. Para Pallasmaa (2013) en “nuestra cultura de la abundancia hemos llegado a convertirnos en personas sin hogar. Este nuevo desarraigo tiene su origen en nuestra incapacidad de unir el yo con el mundo” (p.14). Un entorno desechable nos ha convertido en seres desechables, por supuesto podemos extrospectar, ese verbo nos exige la reflexión y análisis sobre lo que se encuentra fuera de nosotrxs, sin embargo, nos hemos acostumbrado a estar fuera de nosotrxs pero desde la desconexión de todo, sin tomar en cuenta que aún cuando pensemos estar desconectadxs, seguimos recibiendo, traduciendo y dando información.

Ser seres desechables implica que las relaciones que generamos con otrx humanx comienzan a degradarse en su calidad afectiva. Cuando mencioné hace unas hojas sobre mi entender de lo efímero lo hice desde saber que hay que darle su importancia a cada ser.

EXPERIENCIA ESPACIAL INTERRELACIONAL

Hagamos una ligera pausa para atender(nos) desde otro lugares.

Pon atención en tu pelvis ¿Qué siente? Si estás sentadx, paradx o acostadx ¿podrías identificar si necesitas moverte de alguna forma? Quizás caminar, estirarte o incluso sólo mover la lengua y recorrer los recovecos de tu boca. Saborearte un poco.

Desde que iniciaste leyendo ¿te has dado cuenta cómo ha cambiado la iluminación y su temperatura en el lugar donde estás al llegar a ésta ligera pausa? o ¿si has cambiado tú? Si no, quizás puedes voltear al espacio e intentar recordar cómo inició el espacio con esta lectura y cómo se encuentra en este mismo instante.

El espacio ha sido uno de los grandes contenedores de experiencias a través de la historia. Hoy describo el proceso vital como un sistema de experiencias interrelacionales que suceden en el cohabitar espacial. La interrelación es una correspondencia recíproca que existe entre individuos, objetos u otros elementos. Una dinámica que únicamente sucede por una relación mutua y que teóricamente podemos entenderla, sin embargo en la práctica la comprensión se vuelve más compleja.

La complejidad no radica en la incomprensión de la cosa per se, sino en que una práctica necesita ser desplegada en el tiempo para poder ser observada desde un lugar consciente y darse cuenta lo necesario de cambiar nuestras dinámicas interrelacionales, para esto me gustaría contarle algunas Experiencias Espaciales Interrelacionales que me ayudaron a poder reflexionar el día de hoy y compartir con usted.

  1. El útero sangrón

Hace doce años tuve una de las experiencias más locas psicosomáticamente y es que mi útero no dejaba de sangrar. Aquel mes había comenzado mi menstruación “como cualquier otra”, generalmente me dura alrededor de tres o cuatro días y el flujo va bajando a medida que se acerca el tercer o cuarto día pero esta vez no sucedió así. Para el cuarto día mi sangrado seguía siendo muy abundante y dejé pasar unos días creyendo que quizás algo en mi alimentación había generado aquél cambio. Pasó una semana y todo seguía igual, por lo tanto fui con mi ginecóloga para asegurarme de que todo estuviera bien. Al inicio, la ginecóloga no parecía preocuparse pero después de dos meses de distintos exámenes, seguir sangrando y miles de pesos gastados ya comenzaba a temblarle un párpado. Que si pastillas anticonceptivas, que si un aborto natural, que si un desgarre, que si anemia y mil cosas más… nada.

Un día, después de tres meses,  regresé a consulta para decirle que aquello último que me había recetado no había funcionado pues seguía sangrando y me dijo – “Quería preguntarte si últimamente has estado bajo mucho estrés?” – fue justo en ese momento cuando la realidad me cayó como un balde de agua fría y recordé mi presente, o más bien, me recordé. Me traje a mí.

Estaba viviendo con un novio (en aquel entonces) con el cual ya no quería vivir e incluso con el que quería terminar la relación, trabajaba con una compañía que me explotaba y con la que ya no quería trabajar, a una tía muy cercana le había regresado el cáncer y mi hermana no me dirigía la palabra. Miré a la ginecóloga fijamente y sólo contesté – Sí ¿por qué?- 

Ella sonrió con ternura y me dijo – Anoche estaba con unos colegas y les platiqué de tu caso porque estaba muy consternada. Lo que te sucede es que tienes un útero sangrón. Hay mujeres que cuando están estresadas dejan de sangrar pero hay otras que sangran más de lo común… quizás tu única medicina ahorita es que intentes arreglar eso que te está estresando – 

Salí de ahí decidida a que tenía que cortar con mi novio de ese momento y hacer que se mudara, tenía que renunciar a la compañía, ir a Monterrey a visitar a mi tía y hablarle a mi hermana para hacer las paces. En una semana logré hacer todas esas acciones que parecían estresar mis entrañas y dejé de sangrar cuando todo se concretó. Aquella experiencia jamás me ha vuelto a suceder porque he logrado ubicar cuando mis niveles de estrés comienzan a pasar el límite, hay un punto en mi omóplato izquierdo que comienza a pulsar, es un sistema de comunicación en mi mundo psicosomático. Esto no es magia, es comunicación, es interrelación. Si el contexto me es dañino, muy probablemente, mi cuerpo se irá dañando y me lo dirá de alguna u otra forma aunque yo no lo quiera ver.

  1. Mis amigxs, los pájaros del balcón

Cada mañana me siento en mi pequeño balcón a tomar mi café y dejo un puñado de alpiste compuesto para que los pájaros que habitan los árboles aledaños vengan al banquete. Al inicio lo hice para ver qué sucedía, quería ver si podía grabarles de cerca y por supuesto, como son muy inteligentes, no se acercaban a menos que yo me retirara del balcón. Después de un tiempo comencé a darme cuenta que venían a visitar el balcón casi a la misma hora en la que les había dejado el alpiste, generalmente entre 9 y 10 de la mañana. Hubo varios días que descuidé el balcón porque tenía entregas y me sentaba inmediatamente a trabajar, esos días fueron muy chistosos porque parecía que me reclamaban por su alpiste. Se paraban observando la ventana como si me dijeran “te estoy viendo, saca el alpiste” y claro, iba por el alpiste, tomaba un puño y lo esparcía en el balcón. Cuando lo esparcía se hacían a un lado o volaban a los cables de luz que se encuentran en frente esperando a que me fuera y entonces regresaban, comían, se quedaban un rato a echar el chapuzón y luego se iban.

Ahora pocas veces se me olvida e incluso hay días en los que tengo que decirles que me esperen porque hoy no tengo. Son curiosos, algunos parecen enojarse  y otros creo que les da igual, sea lo que sea me encanta que vengan a visitarme como cuando amigxs vienen a cenar y nos intercambiamos lxs unxs con otrxs.

ESPACIO-PROCESO

Ya hemos establecido un diálogo en común en donde podemos observar cómo el Espacio y Cuerpo son como la banda de moebius, es una misma banda que tiene dos caras. Los espacios, bajo la definición propuesta dentro de este texto, se comunican entre ellos y generan atmósferas, como por ejemplo para Pallasmaa (1980) “La casa es metáfora del cuerpo y el cuerpo metáfora de la casa. Experimentar un lugar, un espacio o una casa consiste en un diálogo, una especie de intercambio. Yo me sitúo en el espacio y el espacio se dispone en mí” (pg.98).  Hay que recordar que la atmósfera es el lenguaje y diálogo de los Espacios.

Dicho esto, de alguna manera podemos decir que las relaciones que se generan dentro de un proceso crean un Espacio-proceso, que si bien no puede ser visto, sí puede ser sensado. Por lo que habría que considerar nuestra responsabilidad afectiva dentro de los Espacios-procesos creativos. Cuando habitamos el mundo también habitamos los procesos, por lo tanto es importante observar las cadenas que se encuentran implicadas en una sola frase, acción o movimiento.

Esto no es nuevo, lo sabemos. Hablemos de aquel proverbio chino sobre el efecto de una mariposa

El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo

¿Cómo entonces desarrollar procesos creativos que nos permitan cada vez más reflexionar y generar prácticas para cambiar la forma en la cual habitamos el mundo, los procesos y la forma en la cual nos narramos? A través del awareness.

Un concepto utilizado en psicoterapia Gestalt que no tiene una traducción directa al español pero está muy relacionada con la cuestión de comprender. Tiene que ver con un darse cuenta a nivel perceptivo y sensorial que implica forzosamente un contacto-relación conmigo y el entorno.

un proceso que consiste en estar en un estado atento y vigilante, que es a la vez motriz y sensorial, respecto a la experiencia nueva que está sucediendo y, permitiendo al mismo tiempo, la construcción de las relaciones figura/fondo.

Jean-Mari Robine

Si bien los procesos artísticos no son considerados como pedagogía, al final terminan siendo eso porque nos encontramos en un constante aprendizaje y desaprendizaje. Todo lo que suceda en un proceso creativo estará afectando a quienes comprenden aquél Espacio-Cuerpo colectivo de forma directa o indirecta durante un día, una semana, un mes, un año o todo una vida.

BIBLIOGRAFÍA

Martínez Luna, J. (2015). Conocimiento y Comunalidad. Bajo El Volcán, 15(23), 99–112. 

Norberg Schulz, C. (1980). Genius Loci, el espíritu del lugar. Recuperado 27 de septiembre de 2021, de urbanoperu website: http://www.urbanoperu.com/genius-loci-espiritu-del-lugar.html 

Pallasma, J. (2019). Habitar (1.ª ed.). Barcelona: Editorial Gustavo Gili. Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

Serrano, I. (2017). Una postura hacia nuevos estares del espectador. Interdanza (46.ª ed., pp. 49–51). Ciudad de México: Coordinación Nacional de Danza. Recuperado de https://issuu.com/interdanza/docs/revista_n__m_46

Robine, J-M. (1997) Contacto y relación en Psicoterapia. Santiago de Chile. Cuatro Vientos.

Todd, Z. (2015). Indigenizing the Anthropocene (p. 214–). Canada: Heather Davis and Etienne Turpin editors. Recuperado de https://law.unimelb.edu.au/__data/assets/pdf_file/0005/3118244/7-Todd,-Zoe,-Indigenizing-the-Anthropocene.pdf
Watts, V. (2013). Indigenous place-thought & agency amongst humans and non-humans (First Woman and Sky Woman go on a European world tour!). Decolonization:Indigeneity, Education & Society, 2(1), 20–34.