Por Daniela Díaz
Uno de los procesos más complejos a los que me he enfrentado es que como diseñadora no existe una fórmula o receta mágica para un diseño escénico “virtuoso”, haciendo referencia al Diseño de Escenografía, Vestuario e Iluminación.
He tenido la fortuna de colaborar en puestas profesionales de teatro como asistente de dos grandes escenógrafas, y diseñar dentro de mi ejercicio como estudiante de la Licenciatura de Escenografía en la Escuela Nacional de Arte Teatral, donde ningún proceso ha sido parecido a otro, incluso si varias personas diseñan para un mismo proyecto, ya que cada uno se cuestiona diferentes puntos en el texto, cada quien se propone resolver aquella problemática de la obra que le conmueve y le sacude como diseñador.
Estudiando escenografía me he enfrentado al reto de que no es suficiente diseñar con el cerebro y hacerlo de manera intelectual. Es preciso hacerlo desde mis emociones, liberando cada uno de los sentidos, tomando en cuenta mis antecedentes, colocando mi alma en ello y sin olvidar mi experiencia de vida, lo que me ha llevado a conocer nuevas cosas de mí. Si no se vuelve un diseño muerto.
Cada obra de teatro es un misterio, donde es necesario generar estimulaciones físicas, emotivas e intelectuales al espectador, trabajando para que entienda el universo ficticio que hemos diseñado y creado, tomando en cuenta que el objetivo no somos nosotros como diseñadores, sino la dimensión que el texto está otorgando.
Para una puesta en escena es necesario tener clara la respuesta a las preguntas: ¿qué?, ¿cómo? y ¿para qué?, refiriéndome al tema, al procedimiento y al efecto que queremos generar y cómo lo he traducido a formas, espacios, colores, texturas, atmósferas y ambientes mediante un mecanismo de selección, síntesis y estructuración de los diversos elementos, para lograr una integración y congruencia dentro de las partes del diseño escénico.
Este escrito es una reflexión acerca de la metodología de trabajo que he aprendido durante mis procesos creativos, la cual apliqué para la Práctica Escénica del 6to. semestre de la ENAT, con la obra Los Grandes Muertos, escrita por la Mtra. Luisa Josefina Hernández y dirigida por el Mtro. José Caballero.
Como punto de partida, para mí, está el leer y estudiar el texto dramático, donde en la primera lectura identifico las sensaciones que la obra me transmite. La segunda consiste en leer con detalle e ir tomando notas para dar inicio al análisis del texto, profundizando en el estilo, género, personajes, tono, tema y conflicto presentado. Es fundamental mirar las acciones como son y no como yo las quisiera, quitando ideas preconcebidas sin emitir prejuicios hacia el texto, los cuales solo nublan el entendimiento. En este punto aún no busco soluciones plásticas para el proyecto.
El siguiente punto consiste en la investigación de la obra. Investigar sobre la autora, el contexto socio cultural y económico en el que fue escrita y, si es el caso, investigar también la época en la que está ambientado el texto. En este punto es necesario recolectar la mayor cantidad de información escrita y visual, para el momento en el que sea necesario comenzar a depurar y quedarme con solo aquello que contribuirá al proceso creativo.
Es de suma importancia conocer la perspectiva que tiene el director en relación al texto para comprender la línea que está concibiendo y que sirva como punto de partida. De igual manera es fundamental mantener una comunicación clara y constante con todo el equipo creativo, de producción y los actores, para así generar una visión integral en la puesta en escena, sin caer en cuestiones de ego o gustos personales, ya que el teatro se caracteriza por la formación de distintos grupos que quieren ver realizado un producto final.
Una vez que sucede el diálogo, es importante generar el concepto plástico para la puesta, con esto me refiero a la idea o imagen mental del equipo conformada por la combinación de ideas, lo cual servirá como base para continuar con los procesos de diseño de las diferentes áreas. El concepto puede constar de una palabra o frase en la cual se sintetice lo que como equipo se quiere transmitir al espectador, esta será la idea que va a sustentarla propuesta escénica,ayudándonos a establecer por qué elegimos cada uno de los detalles.
En cuanto queda establecido el concepto, empieza el proceso de generar un banco de imágenes para reflejar la idea que queremos transmitir, desde referencias relacionadas a sensaciones, hasta referencias más concisas que me ayuden a visualizar el espacio, el vestuario o la iluminación, tomando en cuenta la composición, proporción, colores, texturas y materiales que apoyen el universo ficticio de la puesta. Dentro de este proceso es importante dejar de lado imágenes que pertenezcan a otros proyectos realizados, ya sean de teatro o de cine, porque estas referencias ya pasaron por la refiguración de sus creativos, lo cual no precisamente corresponde a la refiguración que, junto con el director y los demás creativos, le estamos otorgando al proyecto. Una vez establecido este banco de imágenes, es bueno volver a tener un diálogo con el director para analizar el camino que empieza a tomar el proceso creativo.
En el teatro hablamos de síntesis ya que no todo tiene que verse. El espectador imagina lo que no se ve, por lo que durante el diseño hay que sintetizar los elementos para potenciar el carácter, eliminando lo superfluo y borrando el contexto para quedarnos con lo esencial. Haciendo presente lo ausente, ya que no hay imaginación sobre la presencia.
Había momentos durante el proceso en los que perdía el hilo durante el diseño. Comenzaba a tomar otros caminos que solo me generaban confusión, surgiendo sentimientos como frustración o incertidumbre hacia el proyecto. Sin embargo, en estos casos, me funcionaba recapitular lo que ya tenía analizado, volver al principio y retomar el concepto, generando una mayor claridad para continuar con el proceso.
Este proyecto señalado de manera general me ha ayudado a comprender el desarrollo por el que atraviesa un diseñador escénico, despejando esa pregunta que surge una vez leído el texto: ¿y ahora qué hago? Gracias a esto he abierto mi condición humana en la creación artística, para entender que además de racionalizar e intelectualizar el trabajo, el teatro me ha servido para reflexionar sobre quién soy a través de la liberación de mis emociones para el diseño y la creación de una infinidad de mundos.