por Clau Centurión

¡ME CAGO EN EL DESTINO! El destino mandó a un pinche mocoso con anhelo de sentirse héroe a cortarte la cabeza. A Perseo le facilitaron todo. ¿No te das cuenta? Le dieron una espada y un escudo como a un chiquillo le dan un juguete. Unas sandalias aladas para moverse con facilidad ¡Y ya, adiós Medusa!

Blanca Gutiérrez

Medusa: el monstruo silenciado

Mucho se ha escuchado acerca de Medusa, es conocida como la mujer con cabellos de serpiente, como el monstruo femenino capaz de convertir a los hombres en piedra a través de su mirada, pero ¿quién es medusa? ¿realmente es un monstruo? 

Medusa es uno de los personajes más populares de la mitología griega, hija de Forcis y Ceto, es una de las gorgonas junto a sus dos hermanas: Esteno y Euríale, según lo que Ovidio narra en Metamorfosis Medusa era una bella doncella y sacerdotisa del templo de Atenea.

Era Medusa de espléndida belleza, aspiración codiciada de innumerables pretendientes, y no había en todo su cuerpo parte más admirable que sus cabellos; he conocido a alguien que aseguraba haberla visto. Se dice que la deshonró el soberano de los mares en el templo de Minerva [Atenea] y para que la cosa no quedase impune, transformó la cabellera de la Gorgona en repugnantes reptiles (Ovidio en Hernández, 2012, p.11).

Atenea castiga a Medusa por haber profanado su templo, posteriormente Perseo confabula con Atenea y se ofrece a traer la cabeza de Medusa: él, usando como espejo el bronce del escudo, había visto a Medusa, y aprovechando que dormía la había degollado (Ovidio, 2002, p. 76).

Como podemos notar Medusa no es más que un monstruo silenciado, una víctima de violación por parte del dios Poseidón, termina castigada, exiliada y decapitada sin merecerlo, Medusa es una víctima más del patriarcado.  

El presente ensayo surge del interés en indagar en las propuestas dramáticas que se han creado con el propósito de subvertir el mito de Medusa para reivindicar su identidad, ya que ésta ha sido tergiversada debido a los modelos patriarcales que rigen nuestra sociedad y que la han regido desde la Antigua Grecia:  La dualidad que identifica al hombre con el bien y a la mujer con el mal ha estado siempre presente en la mitología grecolatina (Cruzado, 2009, p.25).

El cine y la televisión han preservado la imagen monstruosa de Medusa, pues se le ha representado como una mujer fatal y un símbolo de horror.

Por otro lado, el teatro se ha convertido en un sitio para cuestionar los modelos e ideologías, pues como todo arte, nos ofrece la oportunidad de rehacernos, de replantearnos y por supuesto de reinventarnos para abolir los mecanismos de opresión que se han mantenido vigentes a través de la historia. 

A través de este ensayo se pretende presentar las nuevas interpretaciones que puede tener un mito y cómo el teatro es un medio para visibilizar y reivindicar a los personajes femeninos quebrantando los cánones patriarcales. Para dicho estudio nos basaremos principalmente en la obra El silencio de Medusa (2020) escrita por Blanca Gutiérrez como resultado del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, en dicha obra se muestran temas como el feminicidio, la violación y el empoderamiento femenino y todo parte del mito griego de Medusa.

La satanización de Medusa en el cine y la televisión 

A lo largo de la historia, se ha reducido al personaje de Medusa en un monstruo, en la mujer fatal, en la figura femenina bella, seductora y mala, como se mencionó anteriormente el cine y la televisión, ha contribuido a la condena del personaje.

En discursos más actuales como el cinematográfico se conserva esa aura de misterio y terror en las mujeres como es el caso de la hollywoodense mujer fatal. De este modo, Artemisa o Medusa no mueren con los griegos, sino que siguen sembrando el terror y caos en la actualidad ¿Qué motivos tenemos realmente los hombres para crear estos arquetipos femeninos tan malignos? (Fernández, 2001, p.382).

Basta con recordar la serie animada de nuestras infancias: Las chicas superpoderosas, para hablar de cómo los medios masivos han contribuido a inmortalizar el mito de Medusa desde la misma lectura hegemónica, pues en esta serie se le muestra como una villana, cuya habilidad es seducir y es de las mujeres más atractivas de la serie, hegemónicamente hablando. 

El mito de Medusa permanece en la cultura pop contemporánea. Durante las últimas dos décadas, el personaje ha aparecido en el cine sobre todo en formas seductoras: Natalia Vodianova prestó su figura como supermodelo en el remake de 2010 de la cinta Clash of the Titans, mientras que Uma Thurman jugó un papel particularmente seductor en Percy Jackson and the Olympians: The Lightning Thief. Incluso la Casa de Versace encontró inspiración en la gorgona, colocando una versión hermosa (previa a la maldición) en el centro de su icónico logo. Ahí está, con cabello rizado, encerrada en un círculo de grecas. (Hastings, 2018, párr. 3).

En las propuestas cinematográficas ya mencionadas sucede lo mismo: Medusa es un ser malvado y sexualizado, es solamente una prueba más para que el héroe cumpla su misión. Es notable que en las películas el protagonista es Perseo y lo relevante es su aventura y su victoria al obtener la cabeza de Medusa.  En el cine continúa predominando la narrativa masculina, desde esa narrativa, las mujeres o somos vistas como el mal o somos invisibilizadas. El cine y la televisión siendo uno de los primeros contactos que tenemos con los mitos, resulta peligroso hablar del mito de Medusa desde la superficialidad, pues sólo se suprime la realidad de Medusa, que lejos de ser una historia más de la mitología griega, Medusa representa a muchas mujeres que al igual que ella han sido suprimidas, porque en los medios masivos es más importante mostrar la sexualización de los cuerpos femeninos y satanizar a la mujer, en vez de hablar de temas importantes como lo es la cultura de la violación, de la cual Medusa termina siendo víctima. 

El silencio de Medusa: una propuesta para reivindicar al personaje

El silencio de Medusa es una obra escrita por Blanca Gutiérrez en la que busca abordar el mito de Medusa desde una postura feminista, el mito se convierte en un pretexto para hablar de la violencia de género, los feminicidios y el empoderamiento femenino a través del lenguaje teatral. 

La obra nos habla de un grupo de mujeres (o más bien sus cuerpos) que están en un “basurero”, que en este caso será el limbo de estas almas injustamente asesinadas con la esperanza de ser encontradas algún día. Medusa fue la primera que se encontró allí y vivió las injusticias de ser mujer, pues tras ser violada por un Dios fue desterrada y su historia es recordada como si ella fuera lo peor. La obra nos demuestra como día a día se sufren injusticias por ser mujer y cuál es su proceso en el purgatorio, donde esperan a ser encontradas algún día (Bravo, 2020, párr. 3).

Al inicio se observa que Medusa se encuentra resignada ya que ha permanecido en ese sitio durante mucho tiempo, silenciada y olvidada, viendo cómo cada vez llegan más cuerpos, está cansada de que su historia se repita una y otra vez, por eso ha olvidado su poder.

Medusa: Llenarán la ciudad entera de tus fotografías. Si, ese cuento ya me lo sé. Y quizás te encuentren. O quizás no, no importa. Porque lo único que quedará de ti será un expediente, bajo pilas y pilas de otros expedientes polvorosos, que te cuentan las 5 maravillosas historias de todas esas princesas que “Se fueron con el novio”, que “iban vestidas inadecuadamente” o que “no tenían que andar en la calle de noche” (Gutierrez, 2020, pp. 4-5).

A través del personaje de Medusa se expone la realidad de las mujeres en la actualidad, una realidad que ha sido devastadora desde los griegos y que continúa sobrepasando los límites, Medusa fue una víctima más del patriarcado, que fue violada y condenada, y eso sucede hoy en día, a todas las víctimas se les sigue culpabilizando, juzgando y condenando, la historia para las mujeres se repite, Medusa: lo único que no cambia es el lugar que ocupamos tú y yo. ¡Aquí! En la basura (Gutierrez, 2020, p. 5).

Vemos en Medusa a una mujer harta de que las cosas no cambien, harta de que todas las mujeres sean violentadas, harta de que los asesinatos no cesen, harta de ser vista como un monstruo por estar furiosa. 

Esta es la cara de Medusa, una diosa encolerizada, Gorgona capaz de petrificar con su mirada a cuantos osen fijar los ojos en sus monstruosas pupilas. Feroces colmillos, serpientes ensortijadas como cabellos, espantosas alas que nacen de su espalda y terribles garras… nos hallamos ante una imagen demoniaca, prohibida por la sociedad patriarcal: la de la mujer enfurecida, la de la mujer rota por el dolor, la de la mujer que expresa su furia ante cualquier situación (Goñi y Álvarez, 2004, p.57).

La obra está conformada por discursos feministas en el que se expone la violencia e injusticia que viven las mujeres, también aborda temas como los cánones de belleza que la sociedad machista ha construido para seguir violentando a la mujer y hacer de ella un objeto de consumo. Esta propuesta nos ofrece una mirada al mito de Medusa desde una perspectiva feminista, libre de la mirada masculina que impera en la sociedad y en los medios masivos como la televisión y el cine.

A través del monólogo de Medusa la obra subvierte el mito, pues le da voz a Medusa para expresar la injusticia que vivió:

Medusa: ¡Silencio! Se han dicho de mí tantas cosas. Medusa, el chiste sexual. La fantasía devoradora, la mujer fatal. Me han disfrazado con tantos adjetivos. Algunos tan creativos. Revistas, pasarelas, portadas y siempre la misma historia, siempre una más exagerada que la anterior. Con el disfraz perfecto de pecadora. Con las culpas sembradas en mi cabeza. Tanto se dice de mí […]Era tan solo una niña de diecisiete años cuando Poseidón me violó. ¡Maldito Poseidón! Tu status de dios te hizo merecedor de tal crueldad. Corrí hacia a Atenea. Le supliqué ayuda pero ella solo clavaba sus ojos tiranos sobre mis ropas rasgadas. Culpándome por las paredes manchadas que profanaban su templo. ¡Y ahí estaba! la diosa de la justicia desterrándome y condenándome a vivir como un monstruo. Dónde ser bella es sinónimo de maldición. Como si tuviéramos que pagar un severo castigo por ser jóvenes, por ser libres. Por ser mujeres (Gutiérrez, 2020, pp. 13-14).

Blanca Gutiérrez a través de este monólogo logra romper con los estigmas pues nos muestra a una Medusa muy distinta, nos muestra a la Medusa víctima de la misoginia, la expone como una mujer que tiene su propia voz, voz que ha sido silenciada a través del tiempo, nos muestra un personaje humano y poderoso que ha sido satanizado por toda una sociedad patriarcal y misógina, una sociedad que acusa a la mujer,  que la invisibiliza, que convierte y reduce a las mujeres a objetos sexuales para consumo masculino, nos muestra cómo la violencia hacia Medusa ha sido normalizada a través de las generaciones, cómo su historia se ha contado mal: la historia en la que Medusa es la culpable, en la que Medusa es un monstruo perverso y cuyos ojos son un peligro para los hombres, es la que ha prevalecido en las generaciones, cuando el verdadero peligro es el sistema misógino en el que estamos inmersos. 

La teórica feminista Hélène Cixous sostiene que el hombre creó el monstruoso legado de Medusa a través del miedo al deseo por las mujeres. Argumenta que, si se atreviesen a “mirar a Medusa directamente”, verían que “no es mortífera, es hermosa y está riéndose” (Hastings, 2018, párr.10).

Al final de la obra, Laura motiva a Medusa para recuperar su poder, para ayudar a que sus cuerpos sean encontrados, Medusa recupera su fuerza y hace retumbar los suelos para revolver la tierra y así descubrir los restos, que los cuerpos sean hallados para que ninguna mujer sea olvidada, para devolver a la mujer el derecho de vivir libre y sin culpas (Gutiérrez, 2020, p.18).

La subversión del mito de Medusa en el teatro: reflexiones finales 

El teatro se ha convertido en una fuerte herramienta para reivindicar a los personajes femeninos de la literatura clásica, los mitos deben ser transmutados pues desde la escritura y la escena también es posible romper con los cánones patriarcales.

A través del teatro es que es posible darle voz nuevamente a Medusa, restaurar la figura de este personaje y devolverle su identidad.

Los mitos deben evolucionar a través del arte y deben seguirse contando, ya que aun con el paso del tiempo no pierden vigencia: ¿La historia de una mujer poderosa violada, satanizada y degollada por una sociedad patriarcal? No parece tanto un mito antiguo como una realidad moderna (Hastings, 2018, párr.11).

La historia de Medusa debe seguirse contando porque en la actualidad es la realidad de muchas mujeres.

Medusa representa la fuerza y poder de todas las mujeres, Medusa funge desde mi perspectiva como una feminista que alza la voz por todas las que ya no están, para empoderar a todas las mujeres e invitarlas a unirse a la lucha colectiva por la libertad de la mujer a través de la abolición del sistema patriarcal.

Todas estamos furiosas como Medusa, pues esa furia viene del cansancio de ser oprimidas y violentadas por el sistema, pues al igual que Medusa todas hemos sido víctimas del patriarcado y el teatro se ha convertido en el medio perfecto para usar los mitos y reivindicar a los personajes femeninos devolviéndoles su voz y recontando sus historias.

El teatro es un medio eficaz para llegar a la sociedad y dar nuevos mensajes, así como romper con los esquemas impuestos por el sistema, a través de este ensayo es concebible que es necesario reinventar al personaje de Medusa, para que las nuevas generaciones puedan tener una lectura de los personajes femeninos de la mitología griega con perspectiva de género.

El silencio de Medusa nos habla de unión y fuerza femenina, de sororidad, de empoderamiento, de la importancia de la alianza entre mujeres, de escucharnos, levantarnos y unirnos para alzar la voz y exigir nuestros derechos porque ya no estamos solas y no queremos ni una más, porque ahora que estamos todas, ahora que, si nos ven, vamos a tirar el patriarcado porque El rugido de la tierra será tal que será imposible ignorarlo (Gutiérrez, 2020, p.19).

Bibliografía 

Beitia Hernández, Núria. (2012). Mirar a Medusa. Universitad de Barcelona. España.

Bravo, Claudia. (2020). “El Silencio de Medusa; obra feminista en el Área 51” en Marcando trayectoria. Recuperado en http://marcandotrayectoria.com/el-silencio-de-medusa-obra-feminista-en-el-area-51/. México.

Cruzado Rodríguez, Angeles. (2009). “La mujer como encarnación del mal y los prototipos femeninos de perversidad, de las escrituras al cine” en Revista internacional de culturas y literatura (1), pp. 25-29. España.

Fernández Gómez, Jorge David. (2001). “La dualidad de géneros en el mito griego” en IX Simposio Internacional de la Asociación Andaluza de Semiótica (84), pp. 382-390. España.

Goñi, Arantza y Álvarez, Maria José. (2004). Los rostros de Eva. Editorial EDAF. España.

Gutiérrez, Blanca. (2020). El silencio de Medusa. Manuscrito no publicado. México.

Hastings, Christobel. (2018). “Desde la antigua Grecia, la gorgona con cabellos de serpiente ha sido un símbolo sexualizado de la ira femenina” en Infobae. Recuperado en: https://www.infobae.com/america/vice/2018/05/06/medusa-una-victima-de-violacion-convertida-en-monstruo/. Argentina.Ovidio Nasón, Publio. (2002). Metamorfosis. Editorial Bruguera. España.

Esta publicación forma parte del proyecto ¡Se armó el Argot con las Medeas!, el cual cuenta con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (SACPC) en la categoría de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales (FONCA)