Por Iris Artemisa Millán González (Aguascalientes, Ags)
El abordaje de las narrativas y tratamiento de dirección, dentro de la gran mayoría de las teatralidades contemporáneas en México, refuerzan la ausencia de una visión realista y humana hacia las mujeres.
Este modelo de seguimiento dentro de todos los medios masivos: puestas en escena, películas y música, ha abonado a la falsa perspectiva de lo que se comprende como la “manera de actuar” de una mujer.
El female gaze es un término en inglés, el cual se traduce como “mirada femenina”. En la actualidad, éste se ha vuelto viral debido a las redes sociales. Cabe añadir que el female gaze consiste en una invitación al análisis y al cuestionamiento de las actitudes machistas existentes en la industria del entretenimiento hacia la mujer como objeto de consumo, de muerte y de desecho.
A pesar de que el female gaze es un tema muy abordado recientemente, en realidad la cineasta feminista Laura Mulvey fue quien acuñó el término de female gaze en su ensayo Placer visual y cine narrativo, (1975). En tal escrito, Mulvey aborda el problema social sobre cómo el hombre heterosexual blanco europeo y colonial tiene preestablecido cierto estándar en el que define lo que quiere ser visto por la sociedad.
El discurso principal del ensayo antes aludido de Laura Mulvey (1975), está enfocado en cómo, desde una perspectiva falo centrista–en la sociedad, – la mujer pasa a un segundo plano sin oportunidad de expresión muchas veces representada como un objeto cosificado. De esta manera surge el male gaze en contraposición del female gaze, el cual se define como una mirada masculina que incentiva los comportamientos agresivos y actitudes voyeristas, entendiendo el voyerismo como la actividad preferente del male gaze de disfrutar la (sobre)exposición del cuerpo femenino con intenciones exclusivamente sexuales, dichos comportamientos empoderan al hombre heterosexual.
Explicado en una frase más concreta desarrollada por Sarahí Christina (2021): “esencialmente, la mirada masculina ve el cuerpo femenino como algo que el hombre heterosexual (o la sociedad) puede observar, conquistar, poseer y utilizar para promover sus objetivos”.
El concebir a la mujer como objeto de consumo es algo que se ha vuelto muy común y puede que la mayoría del tiempo nos pase desapercibido. Pero no se necesita más que mirar a través del female gaze para darnos cuenta de la gran opresión que se les infringe a los personajes dentro de estas narrativas.
Tomemos como ejemplo una de las tantas películas dónde los personajes femeninos siempre están hablando de algún hombre, o su mera existencia en la trama es para complementar un anhelo o meta del personaje masculino, sin tener un mayor desarrollo más que el de ser una extensión del protagonista.
El female gaze visibiliza la realidad femenina dentro de la perspectiva de género en el arte mediante su invitación a cuestionar las normativas falo centristas dentro de las narrativas contemporáneas, logrando crear personajes autónomos y realistas en su contexto narrativo en relación con personajes masculinos.
A través de esta visión podemos descubrir que la opresión al género femenino llega desde los más pequeños detalles hasta los más grandes estereotipos.
Buscando una nueva manera de generar poéticas y narrativas que sean realistas y respetuosas hacia la realidad de las mujeres, el female gaze es un punto de partida necesario en las teatralidades mexicanas y alrededor del mundo. Encuentro de gran importancia seguir indagando sobre la creación de nuevas narrativas como hacedora artística, pues una vez descubriendo las herramientas que brinda el female gaze, se convierte en una urgencia el buscar más maneras de seguir creando.
En relación con lo anterior cabe señalar que Laura Mulvey nos habla desde el campo de la cinematografía, pero, el teatro, al igual que el cine y las demás artes, como todo arte, también se puede repensar desde la visión del female gaze.
Lo anterior es debido a que la práctica teatral, ya que es una de las artes y a su vez, es también una de las estrategias usadas por el sistema cultural, político y económico del capitalismo hegemónica en Latinoamérica para desarrollar, pensar, representar, estigmatizar y normalizar social y cotidianamente a la figura femenina, podríamos por empezar a cuestionar ciertos estándares dentro del arte teatral.
Por esta razón, Celia Garzón-Arrabal (2008) a través de su investigación, titulada El teatro de Alfonsina Storni: Feminismo e innovación, (2008), abarca el enfoque del female gaze desde el análisis del trabajo teatral de Alfonsina Storni, así como el desenvolvimiento de sus personajes y la imposición social del rol social de los sexos, todo desde la poética teatral que fue desarrollando a través de los años.
Partiendo de lo anterior, rescato bastante el trabajo de Bárbara Colio, una dramaturga y directora de teatro mexicana que ha sido reconocida con varios premios por su trabajo y recientemente en su participación dentro de la 42° muestra de teatro en Coahuila con la obra Julieta tiene la culpa. Ella comparte cómo ha sido su experiencia siendo creadora durante varios años.
“Ahora estoy cuestionando esas historias que nos han contado. Finalmente, una historia es un cuento, una ficción, porque la historia que conocemos es la historia que nos contaron los vencedores, y los vencedores han sido los hombres, que han tenido mayor libertad social, económica y religiosa desde el principio de los tiempos”.
Es así, como siendo una dramaturga mexicana, me interesa el trabajo de Bárbara Colio ya que ella siempre ha estado de acuerdo en cómo las narrativas deben abordar a las mujeres como personajes realistas y autónomos.
Surgiendo de autoras mexicanas, también el trabajo de Concepción León Mora, conocida como Conchi León, ha cumplido con una perspectiva que aborda temas de índole y necesidad social, tales como la violencia de género, la homofobia, entre otros temas.
Jesús Galán en su artículo Conchi León: La visión femenina del teatro mexicano actual de la dramaturgia hipertextual a los derechos humanos, nos habla del análisis que hace en una de sus obras, definiendo lo siguiente:
“Su monólogo también exalta el valor de las mujeres que deciden vivir solas y que optan por la independencia sin tener que repetir patrones establecidos, sobre todo, en un lugar tan tradicionalista donde se llega a estigmatizar a las mujeres que no viven dentro de un modelo familiar paternalista. En este sentido, rompe los cánones donde la mujer se casa para salir de la represión familiar pasando de ser abusada generalmente por el padre o hermanos machistas para involucrarse en otro círculo de maltrato y doblegación que ejerce su pareja”.
Y como podemos ver, las narrativas que ella nos plantea abordan su mirada femenina hacia los temas de urgencia en la sociedad, pero sobre todo más específicamente en la mexicana, pues estas autoras se ven en la necesidad de reflejar su trabajo, su mirada femenina hacia nuevas narrativas.
Una entrevista con una directora y actriz de Aguascalientes con amplia trayectoria en cine y teatro, Paloma Domínguez, me invitó a la reflexión el posicionamiento de las mujeres como hacedoras creativas. Si bien existe esa apertura, siempre existirá una brecha y estigma que define una barrera invisible entre la seriedad en la que se pueda tomar nuestro trabajo. En palabras de la misma directora:
“…Y entonces hay una especie como de condescendencia y desconfianza hacia ellas como creadoras en el más amplio sentido de la palabra. Y, además, siendo productoras de su propio trabajo. Y en mi caso, pues también. La dirección me parece que sigue estando ocupada dominantemente por hombres y, aunque ahora hay más mujeres que lo estamos haciendo, sí predomina la dinámica de trabajo y un modelo de producción que privilegia cierta manera de hacer y cierta manera de pensar…”
Encontraremos más difícil aplicar un modelo de trabajo más “relajado”, en palabras de Paloma Domínguez, que nos permita regular esta diferencia entre la necesidad de deber ser en distintas posiciones entre la masculinidad y la feminidad.
He buscado que mis referentes sean mujeres hacedoras creativas, investigadoras, reporteras, ensayistas y teóricas que puedan acompañarme en este camino, pues me es de suma importancia brindarles este espacio y voz, para encontrar la mía.
Me considero una curiosa del tema que busca resaltar con lupa lo que hemos visto durante tantos años al hablar del desarrollo profesional artístico de la mujer y su representación a través de la sociedad y expresiones artísticas en su totalidad.
El test de Bechdel aborda esta problemática invitando al espectador a contestar tres básicas preguntas cuando se cuestiona si lo que estamos viendo es un male gaze o female gaze. Y es por eso por lo que invito a tomar estas preguntas, buscando aplicarlas a las obras teatrales.
Estas preguntas son:
¿Aparecen al menos dos personajes femeninos?
¿Estos personajes hablan una a la otra en algún momento?
¿Esta conversación trata de algo distinto a un hombre? (no limitado a relaciones románticas, por ejemplo, dos hermanas hablando de su padre no supera el test)
Inicié mi interés en el female gaze como una mera curiosidad y de alguna manera terminé con más cuestionamientos en mi quehacer escénico y en mi vida personal, más de lo que alguna vez esperé. Descubrí las influencias de tantos campos y sus relaciones como la importancia de reconocer el contexto histórico, los roles de género o las jerarquías manejadas en el ámbito profesional artístico.
Si bien no es una visión de la que siempre se hable, ahora que lo he compartido con compañeras y compañeros hemos observado cómo después de concebir el término es una constante que discutimos entre todas, pues ahora sabemos el punto de identificación en esta visión. Y ahora entiendo desde dónde parte la urgencia de buscar otras narrativas que nos hagan más humanas.
Siempre fue sorprendente leer mis referencias pues cada una me invitaba a descubrir algo más en diferentes lugares. Descubrí que al saber tan poco del tema, pude empaparme con mayor facilidad de todos los puntos de vista que se han desarrollado a través de diferentes campos de investigación.
Ahora es imposible no analizar todo el arte que consumo a través de la visión del female gaze o de su contraparte: el male gaze, hasta incluso algún fenómeno de presencia de ambas visiones. Estoy segura de que solo es el comienzo de un gran camino por recorrer hasta estar satisfecha, pues lo que empezó como una curiosidad ahora ha desprendido como un camino de nuevos cuestionamientos, lo que podría cambiar la noción de lo que consumo para siempre.
Referencias:
- Bechdel, Alison (2005). «The Rule» (http://alisonbechdel.blogspot.com/2005/08/rule.html). Consultado el 9 de noviembre de 2011.
- Fusilerías, 04/10/21, “Somos lo que leemos y las historias que nos cuentan”: Bárbara Colio, https://fusilerias.com/barbara-colio-julieta-tiene-culpa-teatro-helenico/
- Galán Jesus, 2015. Conchi León: La visión femenina del teatro mexicano actual de la dramaturgia hipertextual a los derechos humanos, Argus-a, volúmen (4) edición 16, página 11
- Mulvey Laura, 1975. Visual Pleasure and Narrative Cinema, Screen, volúmen (16), páginas 6-18
- Sarahí Christina, 30/06/2021, ¿Qué es el male gaze o la mirada masculina? ¡Aprende a identificarlo,AsíesCancún, https://asiescancun.mx/igualdad/que-es-el-male-gaze-o-la-mirada-masculina-aprende-a-identificarlo/
Apéndice de entrevista a Paloma Dominguez
https://docs.google.com/document/d/1sWlV8Zj9W5caXIc2KF1joAoaFpjjBpRtCnVp-AtS-4U/edit?usp=sharing