Por Liliana Hesant*

Escrito en Jo’ (Mérida, Yucatán). 2023

Felipa Poot Tzuc nació en 1903, en Kinchil. Fue líder sindicalista de su pueblo, defendió los derechos de las y los trabajadores carboneros de aquella época. La asesinaron un marzo de 1936, cuando tenía 33 años. Hizo mucho por su pueblo y el justo reconocimiento le llegó con el tiempo, así como escribe mi querida Teté, en la dramaturgia del proyecto.

Cuando imaginé este andar por municipios de Yucatán, con la conferencia performática IGUALADA… como tú, indudablemente pensé en Kinchil, además era mi tercera parada y el número tres es muy importante para mí. Tuve cita con Rubí, actual titular del Instituto de la Mujer del municipio. Nos reunimos en su oficina, una muy pequeña dentro de uno de los salones que tiene el palacio municipal, también muy pequeño, fue muy incómodo conocer las instalaciones con las que cuenta. Fue muy amena la charla, les platiqué más sobre el proyecto y cuáles serían los requerimientos: realmente lo único que necesitaba era un espacio y apoyo para la promoción del evento. Todo se acomodó, habíamos acordado todo lo necesario. Terminamos y eran las cuatro de la tarde, le pregunté dónde tomaba la combi de regreso a Mérida, me comentó que ya no habían combis y que la única alternativa era tomar un tricitaxi a Samahil, de ahí tomar una combi a Umán y de ahí otra combi a Mérida.

Así lo hice.

Llegué a Mérida a las siete y media de la tarde. Había demorado tres horas y media, más una hora y media de camino a mi casa.

Es duro hablar sobre tiempos y desplazamientos en el interior del estado, pareciera que hay un tiempo determinado para entrar y salir. Un tiempo. Pero al menos hay otros caminos y eso para mí fue un gran aprendizaje. Los caminos trazados pueden ser útiles, pero seguramente otros cuerpos vibrantes ya habrán trazado otros más para seguir en movimiento… lo importante es buscar por dónde, que nadie corte tu desplazamiento, que nadie le ponga un tiempo determinado a tu andar por el mundo…

Llegó el día. Mi presentación estaba programada en la Casa Ejidal. Llegué cuatro horas antes para disponer todo en el espacio. No había luz en el lugar, “ya lleva varios días así”, me dijeron; la única opción era hacer la presentación en otro lugar, debajo del palacio municipal era la mejor opción. La Casa Ejidal era un espacio más intimo, me hacía mucha ilusión hacer la presentación ahí, pero no se podía hacer nada en ese momento. Se trasladó toda la producción.

No puedo negar que entré en crisis cuando me enteré que no había corriente eléctrica. No puedo negar que sentí incomodidad. No puedo negar que no podía creer que habíamos platicado del evento con varias semanas de antelación y eso había ocurrido. ¿Por qué no me avisaron? ,¿por qué no revisaron?, ¿debí manifestar mi incomodidad? ,¿debí hacerlo?. No lo hice. Se llevó a cabo la presentación. La cita era a las seis de la tarde. Comenzamos casi a las siete y media. Casi medio público se había ido, ya era tarde, habían moscos, ¿debí manifestar mi incomodad?. Ahora que lo pienso, sí, debí hacerlo, pero no en ese momento. Hay espacios para la incomodidad, hay espacios para manifestarlo y hay que propiciarlos.  

Antes de la conferencia, un grupo de niñ_s de danza folclórica presentaron varios números que habían ensayado por varias semanas. Fue bello verles, emotivo. Creo que ese momento fue un bálsamo para todo lo que estaba ocurriendo en mi cuerpo.

Comencé la presentación, con todas las incomodidades que he comentado, y quisiera mencionar dos momentos que fueron muy significativos y que activaron varias preguntas.

  1. Hay un momento de la presentación donde le pido al público que me indique cómo imaginan que caminaban aquellas mujeres, las llamadas igualadas… cuando tengo varias consignas lo realizo, pero además les pido que me griten “igualada” mientras me desplazo, para después activar conversación respecto a la memoria corporal. Así fue y sentí h-o-r-r-i-b-l-e. En la presentación habían al rededor de diez hombres y unas seis mujeres, sólo en ese momento los hombres presentes participaron. ¿qué es lo que tiene que pasar para que decidas participar en algo? ¿por qué justo en ese momento decidieron hacerlo? ¿por qué hasta ese momento sentí sus miradas?. Tengo mis respuestas. Lo luminoso de ese momento fue que una señora, que estaba sentada en primera fila, gritó, mientras los demás también lo hacían, “chingona”, lo sentí fuerte y claro, sentí una caricia a mi corazón. Sí, habrán much_s que te digan muchas cosas, cosas hirientes, pero habrán otr_s que te brindarán palabras que acaricien tus pasos, que sostengan tu caminar.
  2. Al final, en el diálogo, la misma señora de la primera fila mencionó que no conocía a las mujeres que había nombrado. A la única que ubicaba, a raíz del busto colocado en el parque central, era a Felipa Poot, pero los nombres de Rita Cetina, Elvia Carrillo Puerto, entre otras, no los tenía presentes. Me agradecía por ello.

Al terminar la función algunas mujeres se me acercaron, hablamos de las mujeres que ellas conocen, de sus igualadas: sus abuelas, sus madres, sus tías… ellas no habían decidido hablar en el momento del diálogo.

Y así, empezó una nueva etapa del proyecto. Estaba decidido: esta conferencia se presentará, al menos durante este año, sólo para mujeres y asumo lo que eso signifique.

Continuará…°Un extra porque quiero que vayas a Kinchil y luego echemos chisme, también podemos ir juntas:Cómo desde Mérida, en transporte público:

  • Tomar la combi en la calle 54 entre 67 y 69, centro. La combi cuesta $50 pesos por viaje, por persona.Si vas en auto, solamente usa tu google maps.

*Beneficiaria del Programa Creadores Escénicos 2022 -2023 del Sistema de apoyos a la creación y a proyectos culturales (Fonca).