Estoy cansada de estar cansada.

Reflexiones después de una punzada en la muela.

Por Yuly Moscosa Hernández

 

 

Vaciarme, vaciarme al escribir

Soy un círculo, doy vueltas por los mismos rinconcitos de mi mente

Estoy cansada de estar cansada

Empiezo, dejo a medias y vuelvo a empezar

Nunca termino

A veces quiero que sea distinto

Me vierto y me vuelco

Soy un vuelco

Se me entumen las manos, los dedos, me tiembla la pierna izquierda

Me arrojo

Me arrojo y me vuelco

                     Aquí estoy de nuevo.

 

La primera reacción que tuve cuando decidimos escribir sobre el autocuidado fue un hueco en el estómago, como si no me hubiera cumplido mis propias promesas, como si de nada hubieran servido las 12 uvas que me comí el 31 de diciembre del 2023 porque me prometí ser más cuidadosa con mis procesos creativos, más amorosa. Me prometí darme el tiempo para continuar con mis proyectos poniendo límites, para retomar ser actriz, para cuidar mi cuerpo, para dejar de sentirme cansada.

 

Lo primero que pensé es “¿Qué es el autocuidado?”, luego pensé en que tenía que leer a más autoras para entender (porque siempre siento que no sé nada), después invalidé todo lo que he aprendido en este año (porque nunca es suficiente). No encontraba conexión con mi cuerpo para hablar de esto.

 

¿Y yo, qué deseo?

 

Desperté 07:30 am del 16 de julio, desayuné 2 claras con verduras, 1 naranja, 2 tortitas de arroz, café, hice 25 minutos de ejercicio, bailé, comí una ensalada enorme con pechuga de pollo, hornee unos camotes espectaculares, tomé mucha agua, toqué el piano, memoricé el texto para el ensayo, contesté correos, atendí muchos whatsapps, hice los gráficos para redes sociales, hice un presupuesto, pedí cotizaciones, agendé juntas y visitas a bodegas, me fui a mi ensayo, me tomé mis 15 gotas de compossor 5, 2 pastillas de magnesio,  mi té efectivísimo para descansar, skincare check y casi logré mi día en gluten free.

 

Son la 1:27 am del 17 de julio y acabo de tener un ataque de ansiedad.

 

No puedo dormir. Siento una punzada en el nervio de la muela, tengo un dolor terrible en el oído izquierdo, tengo unos granitos rojos en los brazos y hoy me cené dos tamales, mi situación fiscal es un caos, tengo muchos correos sin responder, extraño a mi mamá y a mi hermanita, no podré ir a visitarlas este año, no tengo un peso en mi tarjeta, tengo a mi mascota en otra ciudad, me siento culpable. Ya son las 5:00 am.

  

¿Y yo, qué deseo?

Contemplar

 

Retomo la frase primero la vida, luego el teatro”

Debo confesar que no he sido honesta, no sé si he visto primero por mi vida y después por el teatro porque me encanta el trabajo. Me encanta producir, me encanta recolectar sonidos, escribir bitácoras, asistir, resolver cosas técnicas y administrativas, actuar y si es necesario puedo hacerlo todo casi al mismo tiempo. Soy fanática del todo.  

 

¿Qué es hacer teatro en México?

¿Es verdad que primero la vida y luego el teatro?

¿Qué pasa cuando el teatro es mi único ingreso?

¿Hacer teatro en México es tener 6 trabajos al mismo tiempo?

¿Podré mantenerme económicamente solo del teatro?

¿Debo dejar el teatro/mis sueños por irme a trabajar de otra cosa donde también está jodido?

¿Hacer teatro es un dolor de muelas?

 

¿Y yo, qué deseo?

Aprender a respirar

 

El dolor de muelas es una punzada en el nervio que puede ser intermitente, había escuchado que después del parto es de los dolores más fuertes que una persona puede tener y yo no había experimentado ninguno de los dos. No menosprecio ningún dolor, todo duele. Alguna vez me dijeron que tengo el umbral del dolor muy bajo, lo asumo. Pero en estos días me di cuenta que solo con el dolor me quedo acostada sin culpa, que solo si me enfermo respiro más, que solo si me siento mal del cuerpo paro todo, no contesto, exploto, bloquead_s tod_s… bueno casi todo.

Creo que esto explica porque de niña me encantaba ir al doct_r y hablar de mí, de mi cuerpo, de mi apendicitis, de lo que me dolía o no, de lo que podía comer para sanar. Un descanso justificado por el doctor, por mi papá, por mi mamá, por la escuela, por tod_s. Un descanso sin culpa.

Desde septiembre del 2019, después de la muerte de mi papá, supe que tengo agotamiento emocional ¿Cómo se vive con eso? ¿Es para siempre? No sé, van 5 años y sigue conmigo, pero seguramente tiene más tiempo. Estoy cansada de estar cansada.

Cuando cumplí 12 años quise ser una adulta y cumplir con las expectativas que los demás tenían de mi como la primera hija, la hermana mayor, la primera nieta mujer en mi familia materna, la buena amiga (porque no tenía amig_s), la que hablaba con sus prim_s cuando sus papás pasaban malas rachas, la que aconsejaba. Poco a poco fui desarrollando un tic en los ojos, los abría y los cerraba como si quisiera observarlo y saberlo todo, también me mordía las uñas.

Creo que a lo largo de mi vida he podido ir  esquivando algunas de las expectativas que los demás ponen en mi sin embargo aún no he aprendido a no ser tan ruda con las expectativas que tengo de mí misma, con cómo me hablo sobre mis deseos, sobre mis objetivos, sobre mi experiencia.

¿Pero cuánto dura el cuerpo?

¿Porqué cada vez que canto quiero llorar?

¿Porqué detengo la respiración cuando estoy haciendo algo que me estresa o tomando una decisión?

¿Y yo, qué deseo?

Cocinar sin prisas

Hay días que todo toma su camino, que recuerdo que debo respirar, que descanso, que canto y no lloro, hay días que sí que todo fluye también hay días que aparece la Yuly sargenta que se autoexplota. Lo que quiero decir es que el proceso de autocuidado va y viene y que no siempre se puede porque la vida misma no lo permite. Una sabe cómo va caminando y aunque una no lo sepa se intuye, algo pasa en el cuerpo que te lo grita.

Escribir sobre mi proceso de autocuidado me sacudió tanto los huesos que me crecieron las muelas del juicio y con ellas unas ganas inmensas de escuchar esa resonancia que quedó de los huesos de mi cuerpo, de entender que me gusta trabajar, que me gusta dedicarme al teatro pero que necesito cultivar mis deseos, que mi vida no solo es el trabajo, que necesito aprender de nuevo a respirar.

¿Y yo, qué deseo?

Agradecerme más