Por Paullina Cuiriz y Erandini Alvarado (Morelia, Michoacán)

Lado L.
El teatro es sinónimo de colectividad, y aún así, cuán sola me sentí por mucho tiempo ejerciendo mi práctica, en mis intentos por actuar y luego por producir y gestionar.

A mediados del 2018, Erandini y yo veníamos de trabajar el Manifiesto de nuestro cuerpos (proyecto de burlesque construido a partir cuestionar los estereotipos de belleza del cuerpo de las mujeres) , antes de eso un par de obras donde ella fue actriz y yo productora -tal vez, este texto no es sobre el Encuentro de Mujeres sino sobre el encuentro de dos mujeres-

Las dos fuimos al mismo grupo de teatro pero en distintos tiempos, yo supe de su existencia antes que ella de la mía. Cuando nos conocimos, me impactó su fortaleza y habilidad, luego valoré sus silencios y su atención a todo, tan situada, tan certera y tan ella. También recuerdo que me intimidaba y luego ya no. Hemos compartido tantos mezcales, tantas lágrimas, abrazos, risas y pijamadas, cafés de mañana y tarde. Nos hemos dicho tantas veces “no” como “sí”, hemos viajado y la he visto dormir tantas horas corridas que nadie lo podría creer. Hemos soñado proyectos juntas, que se han quedado en sueños y otros que se volvieron realidad.
Recuerdo la mesa negra que tenía una especie de malla por la que podían verse unos converse que ya hace rato dejó de usar. Íbamos a hacer un proyecto que diera continuidad al Manifiesto de nuestros cuerpos, pero nos desviamos y entonces soñamos un espacio para nosotras, para las mujeres que hacíamos teatro en Michoacán, un espacio físico y simbólico donde pudiéramos mirarnos unas a las otras, reconocernos como creadoras y hacedoras de teatro en el estado, un espacio para no sentirnos solas.


Por ese tiempo, estaba muy activa y en boca de todxs la Liga Mexicana Mujeres de Teatro, que invitaba a todas las mujeres que hacen teatro en del país a reunirse y conversar, nos parecía un espacio necesario, pero como siempre, la sabia intuición de ella nos dijo que era también importante mirarnos entre nosotras, hacia lo local. Así, con apoyo del programa Proyectos especiales – FONCA, Secretaría de Cultura Municipal que en ese momento estaba bajo la responsabilidad de Cardiela Amezcua y La Facultad Popular de Bellas Artes, pero sobre todo con el apoyo y participación de mujeres con las que teníamos una relación cercana, realizamos del 24 al 26 de enero del 2019 en la ciudad de Morelia, Michoacán, el Encuentro de mujeres de Teatro en Michoacán. Perspectivas de Desarrollo Profesional de las Mujeres de Teatro (EMTM). Recuerdo la discusión eterna con Erandini entre que el acrónimo fuera MTM o EMTM, los mil intentos por hacer un logo y luego la emoción porque el sueño y deseo de mirarnos juntas sucedía, al escribir esto, vuelven las mariposas en el estómago, no, las hormigas en el estómago que viajaban y que me hacían vibrar el cuerpo.

Invitamos a Micaela Gramajo para que observara e hiciera una relatoría de los tres días del I EMTM. Invitamos a amigas de otros estados que nos platicaron sobre sus propias experiencias en sus ciudades: Eloisa Zapata de SLP y Marcela Morán de AGS. Vinieron Luisa Fernanda Ortíz y Guadalupe Vega de Uruapan que esta a dos horas de Morelia, más un montón de mujeres de la ciudad. Estudiantas y maestras de la Facultad de Teatro asistieron a los espacios de reflexión que se realizaron en El Foro Espacio Cultural Alternativo, nos vimos todo el día entre las charlas, los talleres y las obras. La ciudad fue un poco nuestra, el teatro fue más nuestro.

Nos fuimos extasiadas a seguir la vida en el teatro, sabiendo que nos conocíamos un poco más, que estábamos presentes, atentas y alertas para apoyarnos y acompañarnos; alegrándonos por los logros de las otras, visibilizando y promoviendo el trabajo de todas en la medida de las posibilidades de cada una y deseando que el próximo enero llegarán más mujeres.

Ese año dimos funciones del Manifiesto de nuestros cuerpos, hicimos una exposición de una sesión de fotos que nos tomó Kino Glaz del Burlesque, fuimos a La Paz y vimos el mar del norte, los atardeceres más bellos de mi vida, me separé y me quedé sin entrada alguna de dinero. Muchas noches dormí en casa de Erandini, tenía miedo a la oscuridad, a la soledad y uno de esos tantos días, preparó para mí un baño con hierbas de olor, lloré mucho y dormí muchas horas. También escribimos dos proyectos, el primero fue el II EMTM Autogestivas y gestadoras. De nuevo, tres días con espacios de reflexión, talleres y obras hechas por mujeres del estado, en espacios independientes administrados por mujeres. La facultad nos apoyó con los espacios para talleres: Nora Lucia Díaz dió un segundo taller de voz en seguimiento del que había dado en el primer Encuentro y Yamel El Mosri, como parte del suyo, hizo una presentación en una plaza pública, ahí, nos tomamos unas fotos increíbles donde estamos la mayoría de las mujeres que estuvimos.

El segundo proyecto que escribimos hacia finales del 2019, fue la postulación al Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fonca que era para financiar el III EMTM. Desde diciembre del 2019, veníamos escuchando noticias sobre el SARS-COVID 19, lo sentíamos tan lejano, vivimos nuestro II EMTM el 30 y 31 de enero y 1 de febrero del 2020, despreocupadas de ese asunto, pero la realidad nos alcanzó. Recuerdo que la última reunión a la que asistí antes de que nos mandaran a casa fue después de la marcha del 8M, tuvimos un contingente de mujeres de teatro que organizamos en el grupo de whatsapp que hicimos en el primer Encuentro, al terminar la marcha nos fuimos al Foro y luego a casa por muchos meses. La última actividad presencial que realizó el Encuentro de Mujeres fueron lecturas dramatizadas que organizamos con Larissa Torres Millarez, quien había impartido un taller de dramaturgia en el Encuentro de ese año, de las cuales se suspendieron las últimas dos a causa de la pandemia.

Con Erandini entendí que hay tantos caminos para llegar al mismo fin, que es importante observar, preguntar pero también seguir a tu intuición, aquí la bruja es ella, no yo. Somos una particular dupla que encuentra un poderoso equilibrio en nuestras diferencias y fuimos por un III EMTM que imaginamos presencial, es que no creímos que la emergencia sanitaria llegaría a nosotras, menos que duraría tanto, que perderíamos a tantas personas, que la tristeza e incertidumbre invadiría nuestras vidas y nuestras casas. Con los resultados favorables de la convocatoria llegó también la pandemia, esperamos todo lo que pudimos, lo que las instituciones nos permitieron.

Entre el segundo y tercer encuentro, con la pandemia atravesándonos el cuerpo, autoconvocamos reuniones en zoom, para hablar de cómo estábamos y cómo nos sentíamos, para acompañarnos, para hablar de teatro o no, para no estar solas. Recuerdo a Nina Cortes y a Ana Lozada que llegaban a las reuniones con sus papitas y sus bebidas, dispuestas a reír y escuchar. Recuerdo silencios, palabras entre cortadas, las veces que alguna solo atino a decir “Está muy cabrón” (la pandemia, el encierro, el desempleo, la incertidumbre, el distanciamiento, la enfermedad, la muerte, la soledad) y nos miramos en diminutos cuadros sintiéndonos desoladas y luego acompañadas. Yo, que estoy tan acostumbrada a entregar informes y explicar la pertinencia de un proyecto, hoy la encuentro aquí, en esta memoria, en ese espacio que construimos juntas en medio de la pandemia y de los dos últimos Encuentros.

Llegó el III EMTM. Experiencias de cuerpos vulnerables en la escena en enero y febrero del 2021 con un proyecto completamente distinto a lo imaginado: una modalidad virtual que no me hacía feliz, nuevas fechas, nuevas colaboradoras y muchas actividades que dejamos fuera. Nos tomamos de la mano con más fuerza que nunca, ningún proceso de gestión y producción ha sido tan agotador como ese: la relación con la institución estaba completamente desgastada, sus peticiones rayaban en lo absurdo, provocando infinidad de retrasos en el proceso y jodiéndonos el ánimo ya de por sí jodido. Nos agotaron el cuerpo y las ganas, al terminar el proceso administrativo que finalizó muchos meses después de pasado el Encuentro, nos volvimos a sentar frente a la computadora para escribir a cuatro manos en toda la hoja “ESTAMOS CANSADAS, EL ENCUENTRO SERÁ BIANUAL, NOS VEMOS EN EL 2023” … no lo logramos, pero esa es otra historia.

Hoy, yo no sé ya cuántos proyectos he escrito a cuatro manos o más. Hace ya tiempo que no siento la soledad del teatro, de la producción y la gestión. Me enfrento a la hoja en blanco acompañada de otras mujeres. No me siento juzgada cuando me leen, más bien cobijada, escuchada, cuestionada, poniendo a discusión lo que creo, y así escribo, porque la fortaleza nace del autoconocimiento y para conocerse hay que escucharse a una misma, es verdad, pero también hay que escuchar a las que te acompañan y de eso se trata el Encuentro hoy para mí, de escucharnos juntas.

Lado E.

Del otro lado de la pantalla y en la periferia de la ciudad de Morelia la mencionada Erandini escribe:

Estos días de julio de 2023 están siendo de mucho escribir, de muchos encuentros y desencuentros, de principios y grandes finales, tanto como de cuidar-me mi espacio-plantas-pensamientos.

“Perspectivas de desarrollo profesional … “ así se llamó el primer encuentro. A Lina le interesaba mucho también esa idea de dónde estamos y también a dónde vamos… a mi me pareció importante porque a su edad yo no me preguntaba lo que se pregunta – aún sucede – y desde ahí reflexionamos muchas experiencias, temas y conductas, a veces con vino o mezcal, otras tantas con café.

Cuando reconozco que he tejido condiciones aprovechando circunstancias para viajar a los afueras, buscando respuestas que no están allá, me he dado de topes reconociendo después que las tuve siempre cerca, a veces adentro y abajo, quizá en el mismo sitio donde a Lina le revolotean las marip-hormigas. Por eso propuse mirarnos entre nosotras. Yo que no sueño dormida aunque duerma largas horas, y despierta me cuesta hacerlo sin pensar en la pertinencia y la viabilidad del sueño.

II EMTM Autoges … y gestad… así como dijo Lenina.
Concretamos la emoción, inercia y complicidad del primer encuentro organizando las voluntades, fuimos felices y no lo sabíamos, éramos felices y no lo supimos. La felicidad son esos momentos que no regresan nunca de la misma manera y huelen a café de Uruapan. Ahora lo sé. Había un espacio cultural alternativo para habitar como quisiéramos o necesitaramos gracias a la complicidad de Andrea Ruíz y Paulina Rosas, teníamos un antecedente de colaboraciones institucionales que integramos como consideramos que nos interesaba integrar, tuvimos toda la suma de recursos que tenemos las mujeres cuando nos reunimos, soñamos, pensamos y vibramos en común. Hubo pañuelos por aportación voluntaria gracias a Tania Murillo y Landy Medina, hubo relatoría por Adriana Rovira, talleres y mucho reconocimiento.

III EMTM. Modalidad Virtual. “ Experiencia Cuerpos vulnerables …”
A veces pienso que en algunos años se habrá olvidado el 2020; a veces yo misma olvido esa pandemia que me/nos cambió la vida y la manera de relacionarnos. Trastocó/ trastornó/ traspasó la maneras de hacer teatro, nos dejó la posibilidad de escucharnos, tejer y encontrarnos a través de un dispositivo conectado a internet sin estar físicamente en el mismo espacio.
Ella recordará un zoom con vino, yo recuerdo que su primer frase fue “no quiero un encuentro que no sea presencial” y teníamos que tomar decisiones sobre el proyecto. A mí me parecía valioso el encuentro y sus posibilidades virtuales, una de ellas, por ejemplo; fue que logramos una participación de función virtual internacional.

En enero y febrero del 2021 el III EMTM fue heroico; nunca había sentido tanto en contra como en esta ocasión. Sucedió atravesando un distanciamiento social que algunxs recordarán con el “quédate en casa” y que yo padecí muchas horas a las 4 am redactando incontables cartas de respuesta justificando cada modificación del proyecto que se imaginó presencial, como si la pandemia SARS-COVID 19 sólo fuera un obstáculo en Michoacán o lo que podría ser – la vida no vale nada (se escucha a lo lejos el tema de Pablo Milanés)-

Padecí el proceso, el encuentro, las reuniones, todo; el desgaste emocional tuvo sus impactos en la salud al grado de ser yo quien pidió una pausa. Le ofrecí a Lina abrir una convocatoria para que alguna equipa produjera el siguiente Encuentro, le propuse que lo llevara a puerto con alguien más, concluimos que podía ser bianual y que el espacio que tenemos en común se puede transformar en lo que nosotras decidamos y queramos, no a la inversa.

Pensamos mucho en cómo nos relacionamos con las instituciones, con otras mujeres, en lo que nos hemos creído de este sistema heteropatriarcal que vamos a tumbar y en lo que no nos creemos de nosotras mismas. En las diferentes maneras de gestionar proyectos, pero también de gestionar las emociones y en que a veces no tenemos los medios para hacerlo. Hemos aprendido a escucharnos además de poner atención cuando compartimos una idea o redactamos algo, nos escuchamos además de atender a los mensaje de audio o darnos réplica en algo por el whatsapp a cualquier hora. Nos escuchamos y agradezco que exista el espacio para sentirme escuchada, interpelada y acompañada desde la honestidad de quién defiende su sentir y su experiencia cada día más.

El EMTM ha sido un espacio de reconocimiento mutuo y aprendizajes colectivos, pero estamos en el momento en que hay que reconocer sobre todo el aprendizaje propio, ese que le llaman autoconocimiento.

Desde entonces, nos hemos sentido solas frecuentemente pero hemos estado juntas, yo aprendo de sus 5 años menos que los míos y logra que me hagan tanto sentido, como documentos de ideas tenemos compartidos o plantas en nuestros espacios.

El EMTM efectivamente ha propiciado el encuentro entre mujeres que hacemos teatro, pero que también hacemos muchas otras cosas, con experiencias diversas y vidas que por momentos nos mueven a la colectividad y por otros no (y está bien). También, se puede decir que esencialmente nos hemos encontrado Lenina y yo, con nuestras preguntas compartidas que se han extendido y conectado en tres emisiones de maneras insospechadas y gracias a la necedad también compartida.

No hay nada escrito sobre un IV EMTM, tenemos varias líneas de trabajo a las que nos interesa dar continuidad; y hoy por hoy, cada que una salta con una idea para hacer, acaso nos detenemos un poco en por qué queremos o cómo lo queremos. Eso nos da un vuelco a cada una sobre su vida en ese lugar en común (Uruapan), o las palabras de ese que hablaba del teatro en el taller de la prepa, o lo que le hubiera gustado que existiera en la facultad donde estudiamos teatro; así como lo que nos gusta imaginar, provocar y construir para el entorno que habitamos, para el futuro, para cuando seamos mujeres mayores.

Cada idea plasmada en un documento son la semilla de pequeñas rebeliones que nos mueven a imaginar un gran tejido de mujeres entre las que nos podemos sostener.

Epílogo. El Encuentro de Mujeres de Teatro en Michoacán permitió que en julio del 2023 naciera Desbordadas A.C.